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Source: La Nacion
By: Loreley Gaffoglio
09.29.2010

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Como toda tendencia global, se impuso de Norte a Sur: sustentada en el cambio de hábitos del siglo XXI, fue la creatividad inglesa, en 2000, la precursora en reformular el concepto de lujo para el viajero, entendido como un rito de sencillez, calidad e intimidad y, sobre ese trípode conceptual, cimentó una nueva tipología de hoteles: los boutique .

La tendencia se arraigó en Buenos Aires, atraída por el auge del turismo extranjero, y entre 2005 y 2009, 63 hoteles con esa identidad poblaron la ciudad. Entonces, rescataron el acervo arquitectónico de las casas chorizo de San Telmo y Palermo.

Pero hoy, una segunda oleada de hoteles boutique redobla su apuesta a la sofisticación y, con ello, el monto de sus inversiones en barrios exclusivos, hasta ahora vírgenes de esa cultura hotelera, como Recoleta.

En esta segunda vuelta, la diferencia la aportan el origen del capital y la escala de las obras: los inversores nacionales se asocian con los extranjeros y fondos de inversión, crean fideicomisos y atraen a grupos de bon vivants foráneos, entusiastas de los viajes cortos pero frecuentes.

Para ellos, el riesgo vale la pena cuando se apuesta a un edificio patrimonial, ya que el destino de esas inversiones las imanta la gloriosa arquitectura francesa de Barrio Norte, que se beneficia a partir de la restauración de petit hoteles, rejuvenecidos con otro glamour: el que reedita el lujo de otrora, lo mezcla con alta tecnología digital, lo enmarca en una atmósfera de familiaridad e intimidad y le suma un trato personalizado al huésped.

Botón de muestra es el recientemente inaugurado hotel boutiqueAlgodón Mansión, en Montevideo entre Guido y Quintana, una inversión de US$ 15 millones y 10 suites de superlujo que, tras cuatro años de negociaciones para poder adquirir el inmueble, concretó el neoyorquino Scott Mathis, vinculado al negocio de los insumos medicinales.

El hotel fue pergeñado como el pied à terre porteño para huéspedes foráneos que luego se entretendrán con catas de Chardonnay y rosados en Algodón Wine States, en San Rafael, Mendoza, tras jugar 18 hoyos de golf en otro enclave de ensueño. Otro uso alternativo del hotel es el de vidriera de estrellas convocadas a los eventos sociales que allí se cuecen. O la alta gastronomía que ofrece su restaurante Chez Nous .

Pero multinacionales y marcas de alta gama hallaron también otro oasis de sofisticación, ideal para seducir clientes, posicionar productos o festejar mañana, por ejemplo, los 50 años de un conocido champagne: se trata de los salones refulgentes de mármoles, boiseries y obras de arte en ambientes de doble altura secundados por un exclusivo restó que se inauguró en la sede del Club Francés , en Rodríguez Peña y Quintana.

Restaurado con esmero, las tareas fueron titánicas e incluyeron un sinfín de obras, como los lienzos de Sívori o los óleos regalados al club por George Clemenceau.

Inversores suizos y argentinos guiados por Guillermo Stegmann -factótum de Casapueblo y ex dueño del Hotel Catedral, en Bariloche- transformaron esa señorial residencia en un nuevo punto de intercambio político y social. Allí mismo, donde por años se adiestraron los esgrimistas, hoy desfilan políticos, empresarios y periodistas que rehúyen de las estridencias.

"De todos, éste es el mejor tributo a la memoria de Buenos Aires; un ejemplo del empeñoso rescate patrimonial y un honor para Le Coq Bleu, su antecesor gastronómico", deslizó a LA NACION un empresario importante pero de bajo perfil que, como buen sibarita, es habitué del restaurante que allí dirige Ramiro Martínez, ex chef de Catalinas. Las 28 habitaciones del Hotel Club Francés, empujadas por una inversión de US$ 9 millones, se sumarán a la oferta boutique en marzo próximo.

También, en la más estricta reserva, se proyecta la reconversión boutique del petit hotel de Rodríguez Peña y Posadas que hasta ahora ocupó el restaurante La Cabaña. La residencia fue recientemente adquirida por un grupo inversor, mientras que el restaurante reabrirá en noviembre en el Dique 4 de Puerto Madero.

La refuncionalización de esa residencia histórica sobreviene después de que se desechara, por flaquezas edilicias, transformar a escala hotelera la casona de Au Bec Fin.

"A la fecha se encuentran en construcción otros 10 hoteles boutique, estratégicamente ubicados en zonas céntricas y en áreas residenciales próximas a los atractivos turísticos de la ciudad", apuntaron en la Dirección de Inversiones Turísticas del Ministerio de Turismo de la Nación.

La creadora de theBBH, por The Best Boutique Hotels, una suerte de certificación de estándares boutique, Agustina Trucco, explicó que esa categoría está definida por la estética y el diseño, la atención personalizada y el acceso tecnológico -iPad y netbooks incluidas- para los huéspedes. "Los que se lanzan a estos emprendimientos no provienen de la hotelería tradicional -agregó Trucco-. Son viajeros experimentados, profesionales exitosos en otros rubros, que buscan concretar ideas sin parangón y que por eso cautivan tanto."

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